Amanecido el 1 de enero, el can presenta claros síntomas de haber sido forzado a utilizar estupefacientes para mitigar el terror pirotécnico. En su mirada yace el rencor hacia quienes trocaron amor por control farmacológico. Yaguá nunca será el mismo. Vacila en defenderse de la mano que una vez le dió comida y ahora cápsulas para dormir.
Periodista y Fotógrafo platense con ganas de mostrar algunas ideas. Escriba a mcordovin@gmail.com
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