sábado, 5 de enero de 2008

Magia Zen



El estado puro del Pictorista se ve refeljado en esta instantánea que captura el rito que lo enoblece. Despojado de todo lo superfluo que enmascara el alma, la energía puede fluir como el agua que bebemos todos los días. Así, manipularla se convierte en un juego tan simple como ser feliz.
Pruebe todos los días el despojo de los pensamientos que nos sujetan a lo humano, hasta ser parte del medio. Una vez allí, volver al cuerpo es habitar una zona de recursividades.

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