martes, 17 de febrero de 2009

Fachadas

Santiago de Cuba es la cuna de la revolución. Su gente te hace sentir la relación próxima entre el calor del oriente y la hospitalidad que allí se acostumbra. Aunque falten las estructuras turísticas que sostienen a La Habana, además de los dólares que recibe por ser patrimonio de la humanidad, su encanto aflora en la situación de apuntalamiento en que se encuentra. Como en casi todo Cuba, la revolución aparece en fachadas finas, que como capas superpuestas, son atravesadas -con algo de pericia- pasando del esterotipo hasta llegar a un núcleo poroso de multideterminaciones sociales que superan al socialismo real. Allí se ven los cubanos más consustanciados con la revolución, como también aquellos -generalmente más jóvenes- que no se guardan críticas, aunque a veces las disfracen de esperanzas.
Santiago aguanta desde lo material de su arquitectura en proceso de descomposición, así como la puja de una(s) generación de gente lúcida que sabe que la situación no puede perpetuarse.
Esa dinámica no es la del liberalismo que conocemos. Sus raices están bien firmes, por lo que la duda pasa solo por la forma en que la revolución alcanzará etapas de superación inéditas, en clara cooperación con los atisbos progesistas que afloran en Latinoamérica.
Mientras tanto, el estado de apuntalamiento general -y la energía con la que se sustenta tal situación- continúa siendo la fachada real tras los edificios remozados del malecón.

1 comentario:

Dani Badenes Schaposnik dijo...

Excelente foto, Mariano!
Sobre esa hermosa isla rebelde y hospitalaria publiqué en el blog blasfemo. Van dos notas, en la semana agrego más.
Abrazo,
D.